blues y blog

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domingo, 6 de enero de 2013

METAMORFOSIS




Yo era un lepidóptero hermoso y me sentía orgulloso de mis formas, la suavidad de mi tacto, el sinuoso y elegante movimiento de mi cuerpo cuando me paseaba por las hojas delicadas y suaves de la hermosa morera. Pero un día comprendí que mi ciclo vital estaba llegando a su fin y mi cuerpo se disponía a sufrir una transformación.
            Lo estaba presintiendo y había visto el proceso entre mis parientes y vecinos, pero ninguno me había explicado los síntomas que notaría cuando fuesen a producirse esos cambios. Y el momento, al fin, estaba llegando.
            Pensé que eran problemas ocasionados por una mala alimentación lo que me estaba produciendo aquél exceso de gases y un ligero estreñimiento, que en un cuerpecillo tan menudo como el de los gusanos puede acarrear graves daños intestinales. Después sentí la presión sobre uno de los anillos cercanos a la cabeza, como si de pronto hubiese engordado y todo el volumen se concentrara alrededor de ese lugar formando un doble cuello incómodo y opresor.
            Era evidente que estaba sufriendo una transformación, lo que no sabía era si sería la metamorfosis definitiva o una mala digestión. Comencé a sentir unos retortijones horribles. Mi cuerpo ondulado se movía con velocidad atacado por las convulsiones del viento. Expulsaba gases, sufría espasmos violentos y sentía una descomposición de muerte.
            Parecía que iba a romperme, que mi cuerpo estallaría mientras hacía una de aquellas piruetas dolorosas. Lentamente se me abrió la piel y una extremidad viscosa y ligeramente dorada comenzó a aparecer por un costado. Después pasó igual por el otro costado, mi tamaño decreció por una parte, creció por otra, cambió de aspecto, se hizo pequeño y ágil y voló. Creí que mi cuerpo volaba, pero era yo, yo entero en cuerpo y alma quien se había lanzando al mundo de la imaginación en busca de mi yo definitivo.
           Así resumido puede parecer algo rápido y casual, sin importancia. Pero fueron incalculables las sensaciones que sentí en aquellos momentos. Innumerables y extrañas, y con resultados tan extraordinarios.
           Tengo alas, soy hermoso, produzco una maravilla, soy dichoso por eso. Soy el sorprendente resultado de un cambio que la naturaleza ofrece como algo natural y sencillo. Soy la mariposa resultante de un simple gusanillo. De sentirme hermoso, soy hermosa; de gusano, mariposa, y sin embargo no puedo volar si no sé hacerlo desde la imaginación. 
           Tengo los días contados pero aun no lo sé. No puedo volar, pero tampoco sé que si lo hiciera sería más feliz. Nada de lo que se desconoce se añora. Tampoco pensé nunca que pudiera ser quien soy. La metamorfosis final me ha situado en una situación privilegiada. He conocido todo cuanto podía conocer; he dado satisfacciones y me han otorgado sonrisas y agradecimientos. No se puede pedir más.
 
 
 
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